El abonado que debe seguir un bonsái corresponde a características diferentes de las normales exigencias agroforestales, en virtud del hecho que nuestro tipo de cultivo, árboles en miniatura, debe expresar el propio vigor, no del crecimiento de los brotes del año, sino del conjunto de colores y turgor vegetativo que representa el resultado perseguido con dicho vigor del bonsái.
La costumbre de medir el vigor de un árbol basándose en la longitud de la brotación del año, típicamente forestal, no puede adoptarse porque el bonsái es podado continuamente.
Hemos de tener presente que un bonsái de calidad debe ser cultivado con un justo equilibrio entre el peso de la poda continuada y su vigor, dado por el conjunto tierra – agua – abono, tres elementos estrictamente relacionados entre sí.
Analizando la exigencia biológica de los árboles de clima continental consideramos el desarrollo estacional en dos primaveras (abril / agosto) que corresponden a los años de crecimiento.