Todas las obras de arte se terminan cuando el artista, pone la firma en su obra y guarda las herramientas que ha usado en el proceso, el Bonsái jamás se termina, siempre es una obra de arte inacabada, que depende mucho del tiempo, el clima, el cultivo y el gusto del artista.
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Con este arte milenario, ya extendido por todo el mundo y conocido por millones de personas, comprendido o vilipendiado, amado y odiado, siempre empezado y muchas veces no acabado, pero siempre sorprendente, creo que tenemos los amantes del Bonsái, la obligación de perseverar esta cultura y este arte, para que los que vengan detrás de nosotros, puedan disfrutar de lo mismo que hemos disfrutado nosotros.